Como voluntaria en un hogar para adultos mayores durante la pandemia, Mischa Abad, de 17 años, estudiante de último año de la Preparatoria Green Valley, observó de cerca cómo las restricciones de distanciamiento social dificultaban que las personas de la tercera edad, que tenían un mayor riesgo de contraer COVID, se comunicaran con su familia.
La adolescente de Henderson recordó haber visto una silla azul afuera de la ventana de la habitación de un residente. Era una de las formas en que las familias podían seguir pasando tiempo juntas mientras se mantenían a una distancia segura.
Esa imagen la inspiró a hacer algo por los adultos mayores, muchos de los cuales se habían convertido en sus amigos durante su tiempo como voluntaria y le dieron consejos de vida.
“Realmente quería hacer algo para devolverles lo que me dieron”, expresó.
En 2021, fundó una organización sin fines de lucro, Uplifting Deliveries, que tiene como objetivo combatir el aislamiento social que experimentan algunas personas de la tercera edad y que podría conducir a la pseudodemencia. Los voluntarios entregan tarjetas hechas a mano por estudiantes y otras personas, decoradas con dibujos y mensajes de aliento, así como paquetes de ayuda que pueden incluir refrigerios y cuadernos de actividades.
Desde que se fundó Uplifting Deliveries, la organización sin fines de lucro ha realizado 16,000 entregas a hogares de ancianos y asilos, principalmente en el Valle de Las Vegas. Durante una de sus primeras entregas en la temporada navideña, Abad conoció a una mujer que dijo que la tarjeta que recibió fue el único regalo debajo de su árbol ese año.
“Recuerdo que pensé en el gran impacto que puede tener la sencillez”, afirmó Abad. “Realmente queremos hacer nuestra parte para entregar mensajes simples de esperanza y paquetes de ayuda y realmente animar a las personas de todo el valle”.
Además de las entregas, Uplifting Deliveries organiza talleres para estudiantes que les enseñan a ser líderes en su comunidad. La organización sin fines de lucro también realizó un taller este verano en un hogar de ancianos donde los residentes pudieron practicar yoga, bailar y cantar al ritmo de la música.
“Fue genial ver a estas personas afectadas por pérdida de memoria, Alzheimer y demencia … cantar la letra, y recuerdo que me sentí muy feliz”, compartió Abad.
Abad está trabajando para ampliar la labor de la organización sin fines de lucro. Durante el verano, entregó tarjetas a personas de la tercera edad en todo el noroeste del Pacífico y planea expandirse al sur de California y la zona rural de Nevada.
Después de graduarse de la escuela secundaria, Abad, quien fue protagonista de la noticia cuando tenía 11 años por ser la ganadora más joven del concurso estatal de ortografía, busca ir a la universidad a estudiar neurociencia y seguir una carrera en medicina geriátrica.
“Creo que ese sería el camino perfecto para mí”, aseguró. “Me encanta aprender sobre el cerebro, me encanta aprender cosas nuevas y ver cómo puedo ayudar a las personas”.