Esta nota fue editada para brevedad a partir de su versión original en inglés.

Cuando el Servicio Secreto apareció en su restaurante, Javier Barajas, de 65 años, no lo podía creer. Era un domingo por la mañana y unos 15 hombres acababan de entrar a su nuevo restaurante en Las Vegas, Il Toro E La Capra, para preguntar si el expresidente Donald Trump podría organizar un evento ahí la semana siguiente.

El día del evento, unos 50 invitados se dieron cita en el restaurante de Barajas para escuchar al expresidente hablar sobre su agenda económica e intentar cortejar a trabajadores del sector de servicios con su propuesta de no aplicar impuestos a las propinas. Allí, Barajas respaldó a Trump, convencido por su mensaje económico y por lo que él llama su personalidad “amable pero estricta”.

En una entrevista con The Nevada Independent la semana pasada, Barajas indicó que se siente cada vez más alejado del sistema Demócrata y que la franqueza y mensajes económicos de Trump le parecen algo refrescante.

Barajas dice que Demócratas como el Presidente Joe Biden y el Expresidente Barack Obama (por quien votó) hicieron promesas huecas a inmigrantes como él al decir que crearían más vías hacia la residencia legal, pero que en realidad no lo hicieron.

Barajas es un claro ejemplo de la dinámica cambiante dentro de la población latina de Nevada, un grupo demográfico que representa casi 1 de cada 5 votantes en el estado clave de tendencia partidista indecisa.

La retórica ostentosa de Trump sobre la inmigración y sus promesas de deportar masivamente a personas indocumentadas, parecen no haber afectado su relativa popularidad entre los latinos. Encuestas de salida en 2020 mostraron que a él le fue mejor con latinos de Nevada que a anteriores candidatos presidenciales Republicanos.

El que los Demócratas hayan logrado históricamente un apoyo mayor entre latinos de Nevada ayuda a explicar por qué el Estado de Plata sigue estando en la categoría de indeciso en cuanto a la contienda presidencial.

Lo anterior también explica por qué Demócratas de Nevada han estado ansiosos por cortejar el voto latino, abriendo oficinas de campaña en áreas de mayor población latina.

Para Barajas, el apoyo a Trump también tiene que ver con su toque personal. En julio, antes de retirarse de la contienda, Biden visitó el restaurante de Barajas, el original Lindo Michoacán. El empresario dijo que Biden ni siquiera habló con él, mientras que Trump conversó con él unos 10 minutos después de su evento de agosto. Antes de irse, Trump prometió regresar a su restaurante.

A pesar de los crecientes llamados a boicotear su restaurante por recibir a Trump, Barajas se ha mantenido firme en sus creencias políticas.

Barajas dijo que ahora está externando su apoyo a Trump porque la creciente inflación probablemente obligará a su negocio a reducir su tamaño.

“Si seguimos así, probablemente tendría que cerrar todos los restaurantes y quizás conservar uno. Tendría que despedir a 450 personas. Necesitamos un cambio”, dijo Barajas.

Su llegada a Las Vegas

Originario de Michoacán, México, Barajas creció trabajando en la tienda de comestibles de su padre. Cuando la economía se complicó a finales de los años 70, Barajas hizo planes para trabajar en California con su tío. Mientras los dos cruzaban la frontera, fueron separados cuando los capturaron las autoridades de inmigración.

Después de eso, Barajas recuerda encontrarse afuera de una gasolinera en el centro de Las Vegas, sin saber inglés, llorando y nervioso.

“Ni siquiera sé cómo llegué aquí”, dijo.

En Las Vegas, Barajas trabajó en lavado de autos, fue lavaplatos y después llegó a ser chef. Fue residente no autorizado hasta finales de 1980 y obtuvo estatus legal cuando el entonces Presidente Ronald Reagan — a quien llama su héroe — firmó el Acta de Reforma y Control de la Inmigración de 1986, que concedió amnistía y vía hacia el estatus legal a más de 3 millones de personas indocumentadas. Se hizo ciudadano estadounidense en 1992.

Más de 13 años después, Barajas abrió su propio restaurante. En la actualidad, es propietario de cinco restaurantes en Las Vegas y emplea a más de 500 personas. La inflación y la pandemia han generado nuevas tensiones financieras en sus empresas, cada una de las cuales, según calcula, paga unos $100,000 dólares en nómina cada dos semanas. 

Javier Barajas, owner of ll Toro E La Capra restaurant in Las Vegas, samples food.
Javier Barajas, propietario del restaurante Il Toro E La Capra en Las Vegas, prueba comida el 30 de agosto de 2024. (Jeff Scheid/The Nevada Independent)

‘Queremos poder hacer una vida’

Un agujero en el piso obligó a que cerrara temporalmente uno de sus restaurantes en 2020 y, en 2021, falleció uno de sus hijos, Javier Crescencio Barajas, quien heredó el amor por la cocina.

Aun así, Barajas dice que sus negocios han tenido un desempeño mucho mejor durante la administración Trump. Como alguien que ha sido empleado y propietario de un restaurante, cree que la ley “Sin impuestos a las Propinas” será muy beneficiosa.

La propuesta de Trump de realizar deportaciones masivas no inquieta a Barajas, quien dijo que Trump le aseguró que no deportará a inmigrantes “trabajadores” como él. En todo caso, cree que Trump es más sincero que Demócratas como Obama, que “prometieron mucho”, pero cuya administración terminó deportando más personas que cualquier otro presidente en la historia.

Cerca del 44 por ciento de latinos de Nevada consideran que Trump “traerá seguridad a nuestra frontera y resolverá la crisis migratoria”, según una encuesta reciente de la empresa de medios Entravision. Diversos sondeos muestran que muchos latinos (como Barajas) son cada vez más receptivos a medidas migratorias más estrictas y consideran que el sistema actual es injusto.

Según el empresario, Obama fue particularmente decepcionante. Dos de los hermanos de Barajas esperaban que esa administración les abriera un camino para naturalizarse como ciudadanos estadounidenses (el Senado aprobó un proyecto de inmigración bipartidista en 2013 que entonces fue bloqueado por Congresistas Republicanos), pero todavía culpa a Obama, quien “no hizo nada”.

A pesar de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), una acción ejecutiva que protege de la deportación a inmigrantes elegibles que llegaron a los EE.UU. cuando eran niños, algunos hijos de amigos de Barajas aún no tienen residencia legal — lo que desalienta a Barajas.

“Quiero que la gente que realmente trabaja tenga la oportunidad de legalizar su estatus. A la gente que lleva aquí años y años, quiero darles la oportunidad”, dijo Barajas.

Según el empresario, Trump logrará abrir esos caminos legales, idea que contradice lo que Trump ha prometido en su campaña.

Además de su promesa de implementar deportaciones masivas, Trump ha propuesto poner fin a la ciudadanía por derecho de nacimiento y tomó medidas enérgicas contra las renovaciones de visas durante su mandato.

El Proyecto 2025 — manual de la Heritage Foundation para un segundo mandato de Trump — ha pedido que se tomen medidas enérgicas contra las visas de trabajo temporales y otras vías para la autorización de empleo, como el programa H-1B, que permite a empleadores solicitar profesionales extranjeros con “alto nivel educativo”.

Si bien Harris no ha detallado completamente su política migratoria, ella también ha dicho que tomará medidas enérgicas contra la inmigración ilegal. Ella dijo que adoptará un “enfoque práctico” y presionará al Senado de los EE.UU. para que apruebe un proyecto de ley que dejaría de procesar solicitudes de asilo si los encuentros con migrantes alcanzan un cierto límite.

Barajas cree que Trump reconoce lo esencial que son los inmigrantes para los EE.UU. y su fuerza laboral, y que sin ellos el país no funcionaría. El empresario indica que Trump le dijo que hay latinos que trabajan para él y prometió deportar únicamente a “malas personas”.

“Queremos que la economía sea justa. Queremos poder ganarnos la vida. Queremos vivir bien”, dijo Barajas.



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