Esta es una versión editada para brevedad a partir del boletín en inglés Indy Environment.

Entre la sequía, el calentamiento del clima y otras amenazas ambientales más inmediatas, los temblores no están entre las principales preocupaciones de la mayoría de los nevadenses.

Sin embargo, a mediados del siglo XX, a Nevada se le conocía como un estado con muchos temblores. Si bien la entidad ha tenido pocos sismos significativos desde entonces, temblores recientes han llamado la atención de quienes monitorean esos fenómenos.  

El 5 de diciembre, olas en la cueva Devil’s Hole en el Parque Nacional Death Valley alcanzaron casi 2 pies de alto después de que un temblor de magnitud 7.0 sacudió la costa de California. Cuatro días después, un sismo de magnitud 5.8 alteró una falla entre Yerington y Silver Springs, sacudiendo el norte de Nevada.

Ninguno de los temblores causó daños significativos, pero son un recordatorio de que la actividad sísmica podría provocar daños importantes a la vieja infraestructura del estado. 

Es por eso que funcionarios estatales están reforzando algunas de las represas más antiguas de Nevada que, si se sacuden hasta el punto de romperse, podrían contaminar el suministro de agua para decenas de miles de personas y causar inundaciones mortales.

Aunque casi siempre en una parte remota del estado, el Estado de Plata experimenta aproximadamente un temblor de magnitud 6 por año, dijo Christie Rowe, del Laboratorio Sismológico de Nevada en la Universidad de Nevada, Reno. Pero si ocurriera un temblor de magnitud 6 o mayor en Las Vegas, Reno u otra zona densamente poblada del estado, “habría un gran impacto”, dijo Rowe.

El sismo también fue un recordatorio para funcionarios de la historia sísmica del estado y la necesidad de reforzar algunas de las cientos de represas en todo Nevada.

Los daños causados ​​por los terremotos son “definitivamente una preocupación”, dijo Keith Conrad, de la División de Recursos Hídricos de Nevada.

Hace poco, el estado recibió fondos federales para modernizar la presa del Lago Marlette, una de las más antiguas del estado. Dicho lago está en el borde entre la cuenca del Lago Tahoe y Carson City.

Inspecciones anuales de la presa indican una “alta probabilidad” de que se produzca una ruptura si ocurre un temblor de magnitud 6.5 o mayor.

“Si saben que la presa es vulnerable, me da gusto que estén haciendo un trabajo preventivo”, dijo Rowe. “Va a ser mucho menos costoso que si la presa falla”.

Presas de alto riesgo y declaraciones federales de emergencia

Ha habido pocos temblores de gran magnitud en áreas urbanas desde 1960, a excepción de un terremoto de magnitud 6 en el área de Wells en 2008. Pero aún se están descubriendo fallas sísmicas en todo el estado y hay un gran potencial de sismos, especialmente en el oeste de Nevada.

En el Lago Tahoe, hay varias fallas importantes que corren debajo del lago, explicó Rowe, y el área se considera de alto riesgo de temblores.

Durante los sismos, la preocupación son las lesiones y la pérdida de vidas, dijo Rowe. Después siguen los efectos en servicios básicos y comunicaciones, agregó.

Fue ese enfoque en la infraestructura lo que impulsó al estado a solicitar una subvención federal de $10 millones de dólares para mejorar la presa del Lago Marlette y reducir el riesgo de una ruptura durante un temblor. La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) acordó que la presa, catalogada como de “alto riesgo”, justifica la obra y emitió los fondos.

Las represas se clasifican en “riesgo bajo”, “significativo” y “alto” según el grado de catástrofe que supondría su falla para los habitantes y la infraestructura río abajo.

Casi una cuarta parte de las represas que supervisa el estado, principalmente en Reno/Tahoe y Las Vegas, se consideran de “alto riesgo” (la designación no refleja la seguridad o el estado de la represa).

En 2003, el estado comenzó a elaborar planes de acción de emergencia para todas las represas con clasificación de riesgo alto y significativo en el estado.

Nunca ha habido una declaración de emergencia federal en Nevada debido a una falla de una presa en el estado, sin embargo, el estado ha tenido múltiples fallas en represas a lo largo de los años.

La falla más antigua en una presa en Nevada ocurrió en 1876, cuando se fracturó una presa de irrigación a través del Río Humboldt, liberando un gran volumen de agua a través del cañón e inundando varios ranchos río abajo.

En 1955, una intensa tormenta de diciembre dejó caer entre 25 y 33 centímetros de lluvia en el norte de Nevada, lo que provocó inundaciones en los ríos Walker, Carson y Truckee. 

La Presa Derby en el Río Truckee se desbordó y la Presa Hobart, en las afueras de Carson City, se averió y liberó agua que dañó gravemente la Ruta federal 395. Se sumaron daños por casi 4 millones de dólares (unos $44.2 millones de dólares de 2022) y una persona murió.

La Reserva Hobart, también parte del sistema de agua del Lago Marlette, es la siguiente en la lista de represas del estado que se repararán con fondos federales, señaló Conrad.



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