Alex Nay, de diecisiete años, se sentó entre su madre y un amigo de la familia en un servicio conmemorativo, rodeado de pinturas y pinceles. Mezcló los colores para formar un árbol de otoño, algo que esperaba capturara una sensación de transición. Enfatizó el sentimiento pintando “el cambio ocurre”.
“El cambio ocurre, incluso si no lo quieres”, dijo Nay a principios de este mes. “La gente muere. Pero quería que [la pintura] sirviera como un recordatorio de que su legado va a seguir … las cosas que él hizo deberían resonar en otras personas tanto que continúen su legado”.
Nay estaba allí ese día para honrar la vida del amigo de la familia Joshua Livernois, de 46 años, quien murió el 11 de octubre. Livernois había consumido drogas, había estado sobrio recientemente y tal vez había tenido una recaída que resultó fatal, aunque los informes toxicológicos aún no han confirmado su causa de muerte.
Livernois no era solo alguien que consumía drogas. Trabajó para salvar vidas abogando por cambios en las políticas de drogas destinados a mejorar el acceso a jeringas limpias y prácticas más seguras, y formó parte de la Comisión de Prevención y Tratamiento del Abuso de Sustancias de Salud Mental de Nevada.
Livernois no es la primera persona que Nay conoce que ha muerto por una sobredosis: La hermana de 19 años de un amigo, el hijo de un primo y el hijo del amigo de la madre de Nay también lo hicieron. Eso fue lo que inspiró a Nay a usar la tecnología para hacer algo al respecto en su comunidad.
Ninguno de ellos estaba tratando de morir, dijo Nay, señalando que muchos de ellos estaban usando drogas sin saber que estaban contaminadas con fentanilo, un opiáceo sintético 50 veces más fuerte que la heroína.
Un reporte estatal de 2022 indica que casi el 23 por ciento de los adultos informaron el uso de drogas ilícitas o medicinas recetadas no médicas (excluyendo cannabis), la tercera tasa más alta en el país después de Virginia Occidental y el Distrito de Columbia.
El informe también encontró que las muertes por sobredosis causadas por opioides representan casi 18.9 muertes por cada 100,000 personas que viven en Nevada, menos que el promedio nacional de 24.7 pero un aumento casi del 15 por ciento desde 2011.
Como estudiante de la academia médica en la Academy of Arts, Careers and Technology (AACT) de Reno, Nay tiene instructores que trabajaron en equipos de emergencia que respondieron a entre ocho y diez sobredosis en un turno de 12 horas.
Aunque la policía y organizaciones de salud pública tienen sistemas internos que les permiten saber cuándo hay drogas contaminadas con fentanilo en la comunidad, Nay dijo que los habitantes regulares no tienen el mismo acceso a esa información, lo que puede provocar sobredosis y muertes innecesarias.
Las discusiones en clase y las interacciones con seres queridos sobre la crisis de los opioides inspiraron a Nay a utilizar el proyecto de servicio de tercer año requerido por AACT para crear una aplicación que permita a los habitantes de Reno informar y rastrear lotes potencialmente peligrosos de drogas y grupos de sobredosis.
La aplicación se llama Safety Outreach System y permite a los habitantes informar por sí mismos acerca de sobredosis y presencia de fentanilo en drogas.
Nay dijo que la Northern Nevada Harm Reduction Alliance, un grupo comunitario que promueve una estrategia de reducción de daños en torno al uso recreativo de drogas, gestionará la aplicación y enviará notificaciones alertando a los habitantes cuando un lote de drogas contenga fentanilo o si hay un alto número de sobredosis informadas concentradas en un área.
‘Qué está sucediendo ahora’
Lisa Lee, vicepresidenta de la Northern Nevada Harm Reduction Alliance y madre de Nay, dijo que los estigmas en torno al uso de drogas a menudo impiden que las personas que luchan contra la adicción busquen ayuda.
A través de la alianza, Lee dijo que los voluntarios empacan paquetes con materiales que permiten que las personas hagan pruebas a las drogas en busca de fentanilo.
Los paquetes también contienen hidrocloruro de naloxona inyectable, un medicamento para revertir rápidamente una sobredosis de opioides.
La organización también incluye en los paquetes información de seguridad sobre opioides y a través de la aplicación, incluyendo un número de teléfono gratuito al que las personas pueden llamar si están usando drogas solas.
El estado ha recibido cientos de millones de dólares en acuerdos con importantes empresas de opioides, distribuidos según una fórmula a gobiernos estatales y locales. Pero dentro del gobierno estatal no hay una agencia responsable de coordinar y dar seguimiento al esfuerzo de respuesta a la crisis de los opioides.
Para convertirse en una organización sin fines de lucro y para mantener la aplicación en funcionamiento, la organización necesita financiamiento sostenible.
Todos los que trabajan en este espacio o que aman a alguien que consume drogas están sintiendo un duelo acumulativo, dijo Lee.
“Eso deja como un gran agujero en tu corazón”, dijo Lee. “Mantengamos aquí a nuestra gente. Prefiero tener a alguien que esté usando drogas desordenadamente, a un miembro de la familia, aquí en esa mesa, que no aquí”.